Como alguien que recobra el aliento
vienes solitaria para mis besos, pero vienes
solo por instantes, y despacio muy despacio
debes desprenderte como nube.
Retraso la huida casi escrita de tu caricia
en bordes dorados, eternos brazos
que se enredan con azules fuegos que despacio
muy despacio están donde yo estuve.
Mueves todas tus ramas, espantas
a los pájaros que agujeran mi tristeza
y que recobra nuevas apariciones: viejas estelas.
Me parece un pétalo ambarino que yo amo.
Un centinela celeste que no olvido.
Una rosa que asoma siempre, que asoma
sin testigos.