A la sombra que ennegrece
el corazón partido,
démosle descanso,
y a los ojos sin párpados
que miran al infinito.
A los besos sin labios
que a ojos sin párpados cautivan,
démosle el valor que merecen,
y a los labios que se sequen,
démosle besos con la vista.
A la piel que el hambre aceche
y el deseo persiga,
démosle una tregua,
y a la lengua que no habla nunca,
démosle palabras que entienda.
A aquellos que nos contemplan
y a aquellos que nos escuchan,
no les demos más escusas,
y a aquellos que nos reflejan,
démosle una imagen buena.
A la piel que funde su carne con la nuestra
y a los labios que nos escitan,
démosle un lugar privilegiado en nuestra vida,
y a los ojos que nos miran suplicando,
démosle un abrazo y un beso de despedida.