Una noche como esas
Se resume en silencios,
Porque al hablar de prisiones,
Ellas son presas de sus hechos.
La noche en los arrabales,
Nunca sabe tan buena,
Y más para aquellas mujeres,
Que por sus niños conocen desvelo y pena.
Las mujeres de los burdeles,
Sienten molestia y no deseo,
Con cada hombre ajeno,
Que se apodera de su cuerpo.
Las mujeres de los burdeles,
Son eco de la pobreza que a pocos importa,
Son las que aprietan la boca para fingir su sonrisa,
En su alma llevan un dolor que no se nombra.
Ellas se ven golpeadas,
Destruidas y amargadas,
Dueñas de la noche,
Tienen sus sueños presos en los burdeles.
Ellas no son lo que muchos creemos,
Por su sonrisa y su cuerpo bello,
Ni siquiera son dueñas de su felicidad,
Ni si quiera les importa reír o llorar.