Te quiero de enero a enero,
de lunes a lunes.
Sin descanso, sin motivos,
sin remedio y sin pausa.
Te quiero con el alma,
con el corazón de mi mente,
con mi cerebro alocado.
Con mis neuronas al viento.
Te quiero con miedo,
ese miedo a no tenerte,
a extrañarte demasiado,
a olvidar tu sonrisa.
Pero no.
Sé que no te olvido.
Porque hago cada día
un recuerdo constante de tus besos.
Invento charlas que tendré
por las noches entre nuestros cuerpos.
Te quiero vestido,
desnudo, recién bañado.
Te quiero abrazar,
con tu sudor bañando mi frente.
Te quiero conmigo,
aunque estemos lejos.
Te quiero en mis sueños
donde nadie nos molesta.
Donde puedo morder tus labios,
probar tu fuego
y quemar mi piel con tu veneno.
Ese veneno que sólo
tu y yo conocemos.
Ese veneno ardiente que
enciende mis más sucios pensamientos.
Te quiero, así,
sin explicarme por qué.
Pero sé también que te amo,
hasta el fin del mundo,
si es que existe.
Joanna Meminger