Hacer una poesía cuesta mucho
cuando uno quiere hacerla
con un rostro y no con otro,
cuando uno no puede inventar facciones,
manos, brazos, cabellera,
ni buscar en el espejo
los colores del bosque enmohecido.
Con el día de frente
simulo nuevos versos
saltando con la espuma
de un río desganado;
son escuálidas palabras, metáforas vacías
que ha limado la corriente
contra un limpio destello
que el sol ha olvidado
entre las piedras.
Es difícil hacer una poesía
sin ese nombre grabado en las paredes,
en los pasos sin dueño ni reproches,
en el silencio plateado de la luna
que cierra los balcones de la nada.
En el aire mezquino de la noche
dibujan catedrales los pinos enlutados
y caen una a una las estrellas
sobre inarmónicos poemas,
despojados de luz y de campiñas.
Es difícil hacer una poesía
sin el cómplice brillar
de tu sonrisa.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.