Desde hoy ya no habrá
más ayer en puro triunfo.
Vendrán aires de libertad,
rozando elegantes el futuro.
Aprendiendo a decir adiós,
utilizando ambas manos,
la sonrisa perpetua.
Y en los ojos,
unas lágrimas secas.
Mi alma emocionada
con la tuya, sí,
por tu guerra ganada,
por tu anhelo cumplido,
por mi ilusión reemplazada.
Otros labios en ti,
distantes al amanecer.
Tus meses de espera
en un instante
pagados al fin.
Valió la pena, dices.
Te desahogas conmigo,
que te he esperado
más de un año,
y así te lo digo:
Con palabras en broma,
escuchando tu historia,
siendo tu amiga,
perdiendo real felicidad,
Sabiendo que eres
mi gran debilidad,
que fuerte me haces
con el amar y el perdonar.
¿Qué harás hoy, gran hombre?
¿Con qué quieres ya brillar?
Ven, no te alejes tanto,
no me hagas olvidar…
Porque dejaré ir todo de mí:
lo bueno, malo, inexistente.
No me podrías esperar
como alguna vez dijiste.
Inspiración total fuiste,
¡ay si me hiciste soñar!
Y aún en mi partida,
distinta de la tuya,
me impulsas a volar.