Ya no hubo más atrasos
no hubo más amarguras
llegó el amor para quedarse
y llegó con nombre de poeta.
Y mi pluma volvió a tener empleo
y fue la sonrisa de su Musa,
su mejor salario.
Comencé a escribir a diario,
volqué mis pensamientos,
fluyeron mis sentimientos,
afloraron al alba
y descansaron por la noche
en los bordes de tu almohada,
mientras los bañaba tu cálido aliento.
Mi verso se convirtió en ave
Y de entre la bandada
busqué tu ventana
me separé, bajé
y picoteé tus cristales.
Allí estaba yo
viéndote dormir
adivinando tus sueños
y queriendo penetrarlos.
Alma Erótica
José Luis Agurto Zepeda
Managua, Nicaragua
11 de marzo 2016