Quiero esparcir sobre ti
mis deseos mas negros,
soy pastor de una moralidad y disciplina intachable,
pero cuando posas frente a mi,
tu pecaminoso cuerpo me corroe,
me quiebro en mil pedazos y me escondo de mis deseos
y trato de recobrar las fuerzas en un claustro
donde me castigo por pensar lo que pienso,
como te domino, como sin importar nada
tan solo te tomo fuertemente y te aprieto,
te muerdo, te saboreo...
Amo esa libertad que me hace sentir tu cuerpo,
decirte cosas desagradables al oido y me digas que quieres mas,
que me muerdas y te aprietes y te retuerzas mientras
reclamo propiedad sobre tu cuerpo,
me miras a los ojos y nos hacemos uno dentro de esta relacion pervertida
donde tu para ser mas extrovertida me muestras tu inocencia en la cama
y yo que soy mas introvertido te muestro el animal que soy...
Entre jadeos y suspiros, silencios marcados por un ahogo orgasmico,
te amo...
Sentir tu piel es un pecado que me llevara al infierno
pero por ti soy capaz de hasta gozar la tortura que puedan darme.
Adoro recorrer cada parte de tu cuerpo como si fuese un libro y descubrirte
dentro del extasis del juego previo,
dejarte sin aire, ese crujir de dientes mientras beso tu espalda
y entro en tu ser...
tomar tus caderas y afirmarte del pelo,
sudar como condenados deportistas y no parar hasta que termine todo...
hasta que el mundo se apague y nuestros cuerpos cansados caigan como costales
de huesos a la cama maltratada y adolorida de tanto rechinar...
Despiertas mi oscuridad,
me saco el traje de ejemplo moral ante tus piernas abiertas
y secretamente te dejo ver la escencia de mi alma,
amo que me dejes derrochar esa violencia dentro tuyo,
en todas partes,
como colegiales recien descubiertos,
animosos y cariñosos en el lugar que se nos atine hacerlo.
Eres mi manzana del pecado,
y te gozo y me atraganto mientras te disfruto...
Me tienes enfermo de pasion, de amor...