No me sirven,
los perdones que se repiten
sin dar tiempo a dormir,
porque no me engañan a mí,
te engañan a ti,
y a mí, me hace daño que te duela, pero por ti.
No me sirven, tus ojos azabaches,
ni tú sombra de carmín,
si repetimos los mismos errores que anoche.
No me sirve, pasear contigo si no estás feliz,
prefiero aquel comediante,
que decía: Señoras, hoy tengo ganas de vivir,
pero si vivo, es como siempre por ti.