El papel herido de muerte
Coloca sus manos sobre el tachón sangrando
Consiente que el dolor es resultado
Del filo del verso poderoso, el oficio más humano.
Y siente como se rasga su piel tan delicada
En pequeños trazos precipitados
Que parecen dibujados con saña
En la urgencia del arribo instantáneo
Del verso fugaz que se escapa.
Se rinde en la amenaza a punta de poesía
Son las marcas de su cuerpo
La tinta que corrió crispada
En contacto con los dedos sudorosos
Del poeta que no entiende
A dónde se ha ido todo el miedo.
El papel agonizante,
Está muriendo por la causa.
No repara que en esa batalla
—que no es cualquier batalla—
La derrota es el parto esperado.
Pequeño papel,
Rapsoda del universo,
Frágil invento humano
Del amante el madrigal,
Del desahuciado el consuelo.
Tu muerte en aquella arena rayada
Es el epigrama de la vida,
El fin de los miedos,
Es la estrofa que te inmortaliza,
En el poema parido,
En la poesía que eleva vuelo.
Bárbara Barrientos