Asqueado de las injusticias y del morbo humano,
cansado de la soledad y del silencio que siempre me acompaña,
he decidido poner fin a este infame y cruel suplicio,
y liberar por fin, a mi maltratada alma, de este vil cuerpo.
No pido que entiendas lo que en mi corazón yo siento,
ni tampoco que compartas este mi padecimiento.
Solamente respeta mi decisión tomada,
pues del mundo y de ti, hace buen tiempo, ya no espero nada.
Condenado fuí a pasar por este infierno,
cargado de penurias, dolor y sufrimiento.
Muy a pesar del esfuerzo que jamás haya hecho,
tuve siempre que perder a los que mas quiero.
Vi morir a mis proyectos y a mis sueños,
no por mis actos, sino por deseos ajenos.
Tuve fe, esperanza, confianza en Dios y en la vida
y fui premiado con aún mas dolor y desengaño.
Cuando en algún momento todo parecía perfecto,
y que la vida al final se estaba componiendo,
llegaba el diluvio de enfermedades, muertes y fracasos,
que poco a poco iban minando mi fe y mi aliento.
He comprendido que no importa lo que haga,
siempre fracasaré en mis proyectos.
La estrella que debía marcar mi camino,
se perdió desde mi nacimiento, se fue a otro lado,
y me dejó en este mundo, solo triste y olvidado.
Es por eso que ya no quiero seguir caminando
en este valle de lágrimas y de permanente tormento;
Por mis propias manos pongo fin a este martirio
y gustoso me entrego a las llamas del infierno.
Pero, no se siquiera para que escribo esto,
pues en un par de segundos me habrás olvidado.
Mi vida, en este mundo, nunca tuvo valor alguno,
condenado estuve, desde el inicio, a no ser nada...