Cada tanto sin quererlo
Te escribo estos versos sueltos,
Los escribo en la vereda,
En la calle y en la tienda,
En el café de la esquina,
En la cama o en la pierna,
Los escribo de parada,
De sentada y para arriba
O de costado inclinada
Sobre el borde calentito
Del fondo de tu barriga.
Cada tanto despacito
Salgo corriendo en la noche
Y me pongo a hacer las compras
Porque faltaría el tiempo
De hacerlas durante el día,
Demasiadas cosas juntas,
Obligaciones y risas
Que no ayudan al cerebro.
Cada tanto sin saberlo
La luna se pone nueva
Y me mira desde lejos
Sobradora y querendona
Sin perdonarme el secreto
De verme sola y sin tino
Buscando tantas excusas
De alguien que ya no estimo.
Cada tanto y de repente
La luna se pone vieja
Y se esconde entre las nubes
Mientras yo me quedo ciega
De mirar siempre hacia el cielo.
Cada tanto y sin quererlo
Los amigos me recuerdan
Años de tiempos pasados
Cuando quedabas despierto
Mirando el cielo conmigo
Con ojos llenos de estrellas,
Añorando juventud
En el medio del desierto.
El peso de alguna culpa
Que no sirve para nada
Me revuelve las entrañas
Mientras me pongo mimosa
Buscando palabras sabias
Que digan que soy odiosa.