Retoño dispuesto a ser olvido,
fruto de endrina silenciosa
No permitas que mis manos claven un venablo de tragedia
en el corazón de tu corazón
Atenuante desgraciado del dolor inmenso,
entiende que no eres cura, si caigo me sostienes,
pero yo no puedo sujetarte si tropiezas,
entiende que soy de agua y tu de barro.
Intrépido trozo de mármol
no te atrevas a robarme un beso verde
porque conocerás el odio,
y me aborrecerás más que al tiempo
La boca de mi pluma te destrozará con una copla renegrida
y desearás no haberte detenido
a contemplar las margaritas de mi patio.