Y de un objeto encantando librarse un genio aprisionado.
De oro, de plata, o de bronce encontrase el objeto empolvado en recuerdos de lamentos, o de divinas gracias...
El genio solo preguntaría cuales respuestas obtuviera, y los deseos cumplidos que guardaba en sus azules ojos por mística magia no podrían liberarse jamás a palabras de un mortal, quien nunca supo que el poder detrás del deseo no es buscar el objeto a cual frotar, solo un genio que venga de cualquier todo y que podamos liberar...