Al fin todo parece simple.
Es dejarse llevar muy mansamente
por el mágico delirio de palabras y visiones.
Vámonos entonces juntos, en busca de los versos
que se esconden en la hondura de la noche,
firmaremos con ellos un pacto de amistad
y ayuda mutua.
Les dejaremos los recuerdos, las vivencias,
una hoja amarilla mojada por la lluvia,
las estrellas rescatadas de la charca,
la nieve que se hospeda en mis cabellos,
tu aroma, tu sonrisa,
un clavel color sangre
y una rosa besada por el viento.
Ellos, benditos versos, nos brindarán destellos
maquillados en estrofas
y una fina melodía que gire despaciosa
por el remanso celeste de un poema.
Vámonos juntos a enclaustrar los versos
en la celda imaginaria de la fronda
con mariposas de vuelos azulados,
y gorriones picoteando por las huellas.
Te prometo un soplo de dicha momentáneo,
el paso de un cometa repleto de ilusiones,
un libro con lenguajes no inventados,
un instante arropado en terciopelo.
Bastará que una brisa refresque los paisajes
y traiga consigo metáforas arcaicas
que puliremos con pétalos de rimas.
Llenaremos nuestros ojos de universos,
de calles silenciosas y risas de pequeños,
de hierbas mojadas de rocío y primavera,
de rumores de flores en los balcones,
y al final nos sentaremos a mirar un cielo
de guiños, de luna y de mutismo.
Ahora, puedes volverte con tu sueño,
yo seguiré abrazado con el mío.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.