El canto de la alondra
no conoce su plegaria,
su aire jubiloso... y taciturno,
enaltece por siempre...
mi alma enamorada,
eleva mi espíritu...
entre pinares... de gozosa aurora,
aún cuando mi vida transcurra
entre cielos diamantinos...
y ajados de ternura,
sostiene la luna
de inclemente labio,
aún cuando la primavera
y el estío...
se duerman de rocío,
y pese a la espera
que me aguarda,
eleva mi alma solitaria
al trono...
sublimado del deseo,
en desvencijadas noches
de tristeza,
y aún en sus etéreos mármoles
marchitos...
y revestidos tenuemente
de abandono,
la alondra... que te anhela,
adorna por siempre
su indómito...
silencio intranscendente,
de gozosa espera compungida
en el reino...
lánguidamente entristecido,
de la boca... que se vence.
AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.