Que de mis labios salgan las palabras más dulces,
de mis manos la inmortalidad de sus palabras sin pronunciar,
eviten mis palabras su ansiedad,
locura
y grises.
El cielo nublado
no ha de verse tan hermoso como hoy,
de reflexión se invadan tu centro
y de calor tus hemisferios,
los humanos de desdicha nos aborrecemos en alma
¿qué no somos bastante bellos ya?
tenemos la pasión de la voz,
el honor del latido constante.
¿No somos bastante afortunados?
Vivir sin censura
de nuestros cuerpos desnudos,
de nuestras ganas,
de nuestras palabras de aliento verídico,
ha de juzgar el mismo ser y no el mundo,
el mundo no juzga.
La sensualidad de las palabras
y su poder inadmisible,
quien no se deje seducir en las palabras
será en acciones,
siendo las palabras tan bellas,
no hay quien no doblegue.
Amplía la invitación
del disfrute y la dicha
que como buenos compañeros
alimentan al humano como un ser inerte,
mas que el sol o la luna
o los besos desesperados de tu enamorado
que sean ellos quienes tu alma sean propietarios.