¡Qué efímera es hoy la añoranza!
¡Inexorable la perdida de mi cordura!
hoy que vivo en la eterna locura
lo que es realidad ya no me alcanza.
Y la soledad que avanza y avanza
es de la inconciencia su envoltura,
del alma que está llena de amargura,
y de sentimientos puros sin esperanza.
Y allí están los sueños oprimidos
las angustias y las bajas pasiones,
los desamores y los continuos olvidos.
El que era nuestro cielo ya se ha muerto,
y quedan desgarrados nuestros corazones
que solo nos queda esperar futuro incierto.