Tal cual como me observas,
es mi auténtica felicidad.
La de estar lejos,
de mi ciudad que amo.
De la que decidí,
gracias hacia esa gran
amiga que me ha otorgado
el regalo para pasar
mis vacaciones en el mes de enero
de este año.
Evadirse un poco de los
cotidianos problemas y sinsabores.
Llega un momento
en la vida de todos,
que necesitamos un descanso.
A veces se puede, otras no.
Una gran oportunidad
que no he podido desaprovechar.
Se me presentó, y la acepté.
Con la condición,
como les comenté,
que fuese con mi hermana,
debido a su gran amistad.
No se puede descartar
cuando se brinda con
mucho amor fraterno,
un regalo de la vida.
Un regalo de amistad sentida.
Lee en mi rostro,
mi emoción y felicidad.
Después... uno vuelve
a los días de rutina.
Con un gran cambio espiritual.
Así es la vida,
y hay que aceptarla.
Con sinsabores y alegrías.
Cuando se cambia de lugar,
se siente una sensación
de una gran paz ansiada.
Aunque se esté lejos
de la ciudad natal,
el hecho de viajar hacia
un destino que igual se ama,
hay similitud de sentimientos,
pero se nota el cambio.
Observa mi rostro.
Estoy seguro que él,
transmite a tu alma,
la misma felicidad.
Hugo Emilio Ocanto
18/03/2016
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