carlos obeso

Indiferencia

Desde la torre del acantilado

tocan a muerto

las campanas de la sinrazón.

Monótonas e implacables

esparcen su llanto por el aire.

Cada toque es una ola

derramada en la playa.

Cada ola trae un cuerpo

desperdiciado e inerte;

tan efímero como la espuma

tan anónimo como un grano de arena.

Ha muerto la compasión;

igual que mueren los sueños

al llegar la mañana.

En soledad, en silencio,

borrado todo recuerdo.

El sentimiento de empatía

es una lejana utopía

y la indiferencia

es la voz de nuestra conciencia.

Ya nada nos conmueve

porque estamos huecos por dentro

Como las campanas de la torre 

que siguen tocando a muerto