Su mirada ansiosa buscaba entre nubes y estrellas
el pedazo de cielo donde construía sus fantasías.
sus ojos en ningún momento bajaron,
se perdieron en un remolino de ansiedades sin fin,
chocando con la pénunbra.
Arañó el firmamento desesperada,
quería arrancar la noche,
hacerla caer a pedazos,
creía que en alguna de las grietas,
encontraría la luz de aquellas pupilas
que la hacían volar fastuosa.
Nada encontró.
Y de aquel delirio solo partículas de polvo
se esparcieron en la tierra.
Respiró sin aliento
renunciando a las alas
que nunca había tenido.