Déjame quererte a mi manera, dulce, extraña, intensa, cursi y leal.
Déjame admirarte con mi vista y con mi tacto.
Déjame besarte y abrazarte con mi mirada.
Déjame sentir y abrazar tu presencia.
Déjame tomar tu mano y llevarte hasta lo más recóndito de mi alma.
Déjame mostrarte lo que esconde mi mirada.
Déjame entrar en tu corazón y hallar en él un lugar para mi.
Déjame ser quien cuide tus sueños.
Déjame ser tu primer y último pensamiento.
Déjame ser quien cause ese asombroso brillo en tus ojos.
Déjame ser la razón por la que tu corazón palpite más de prisa.
Déjame ser quien despierte a las mariposas que en ti habitan.
Déjame ser el nombre que le das a tu insomnio.
Déjame ser quien te sirva de abrigo mientras sientas frío.
Déjame sentir el latir de tu corazón al abrazarte.
Déjame sentir de cerca tu respiración.
Déjame ser quien despierte en ti toda clase de emociones.
Déjame ser el por qué de tus suspiros.
Déjame abrazar tu alma hasta que nos duela.
Déjame compartir tu silencio.
Déjame ser la causa de tus sonrisas.
Déjame cuidar tu alma y tu sentir.
Déjame buscar excusas para pasar horas observándote.
Déjame ser quien te sirva de apoyo en la adversidad.
Déjame secarte las lágrimas y ser quien te asegure que todo estará bien.
Déjame desarmar todas las corazas que cubren tu corazón.
Déjame enseñarte a ver todo lo maravilloso que hay en tu ser.
Déjame ser quien te de los mejores momentos.
Déjame ser quien te quiera aún cuando ni tú lo haces.
Déjame terminar de conocer lo que aún desconozco de ti.
Déjame buscar las maneras para hacerte feliz.
Déjame quererte en la mañana, en la tarde, en la noche y por qué no; en las madrugadas.
Déjame tomar fuertemente tu mano para no dejarte ir.
Déjame iluminar hasta el rincón más profundo de tu interior.
Déjame ser quien te robe hasta el último aliento...
Déjame permanecer.