Es mi adiós despedida agria y austera,
mi lengua con las palabras se escalda,
una maldición que llevare en la espalda
y una oscura aura sobre mi cabellera.
Es mi esperanza la qué te espera
y es mi fe la que se aferra a tu falda
aunque hoy se termina mi primavera
lloraré lágrimas color esmeralda.
Este adiós que hoy te digo ha destruido
mi corazón y todo mi mundo expira,
otoño construido de recuerdo y el olvido.
Aun así quisiera besarte en la frente;
tomarte las manos y sentir como suspira
lo que hoy huye y se aleja eternamente.