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Con canela unte mis labios y te bese,
chispearon tus ojos al saborearlos.
La especia mezclada con mi aliento,
te provoco ganas de morderlos.
Apretastes tus dientes chirriando,
y leyendo tu pensamiento
escuche un hasta despues.
Alzas tu copa conmemorando
el primer dia que sentistes
surgir a la pasion tal cual es.
Hierve la sangre que riega
blandos campos de cafe.
Susurras en mi oido,
viertes en mis huesos
delicias pronto venidas
de estelas galacticas,
me recuerdan la dicha
tejen enviando al olvido
engreidos aspavientos.
Estirada en la alfombra me miras,
me pides que acaricie tus bordes,
vestido rosaceo por una piel tersa.
Que estreche tu cuerpo,
que rocie tu alma con ciclones,
me pides me convierta
en olas, en una gran tormenta.
Humedas las calles,
en ellas rugen los truenos,
chispea una debil lluvia
aqui dentro y por fuera,
transparentes gotas gruesas
tornan la fina lluvia en diluvio.
Vislumbrar, cogidas nuestras manos
intermitentes sentencias de luz
aparecidas en su deambular
como de fugaces instantaneas.
Lluvia mezclada con barro
motea dibujando el cristal,
noche que se alumbra por momentos
nevando fosforescencias, ricas ideas.
Y cabe decir que nuestros rostros
hablan en su tranquilidad prendidos
en la paz de una conciencia serena,
por necesitar ahora...no necesitamos de nada.
Me gusta ver tus cabellos
arremolinados en tu frente,
son estirados fragmentos
repletos del brillo poseido
por un basalto reluciente.
Sobran las palabras.
Sin una pauta de aviso
sobre mi te avalanzas,
haces aquello que quedo pendiente...
muerdes mis labios repetidamente,
relamiendote en el sorber el dulzor
de una minuscula gota de mi sangre.