Mírame aquí, sin ti, solo;
lo único que necesito
es conocer el delito
o razón por cual perdí
tu corazón que esculpí
-y si por ello merezco
dejar tu vida y perezco-
cuando todo te lo dí.
Prefiero que sea así;
pues de la tumba podré
escaparme y te veré,
-aunque tu puerta cerrada
con candado más aldaba-
ajenos en la existencia,
sí; sentirás mi presencia
al táctil de tu almohada.
Que humedecida reclama;
porqué se perdió el amor
que jurabas con fervor
y no sabrás que explicarle
más que gemir y llorarle,
como pidiendo perdón
a este loco corazón,
en tumba al crucificarle.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN. MÉXICO, Marzo 19/16