Soy prisionero de un gran amor. Mi corazón sufre el cautiverio de tus ojos deslumbrantes, dos conmovedores luceros clavados hasta el abismo de mis entrañas; faros luminosos entregados al sortilegio de mostrarnos tu rostro precioso. Al mirarte se abren las compuertas del paraíso, caen los muros y te alzas por encima de las cumbres. Jamás esta pasión sufrirá una severa contusión sentimental. Desde el primer día mi alma se ha sellado con la tuya; no existe naufragio en nuestros océanos, es demasiado inmenso lo que siento por ti que es inimaginable. Y cuando sale la luna tus besos sembrados en mis ansias, las ganas alborotadas como cuando el fuego devora el cuerpo inerte del bosque. Es un sueño de amor con destino y sin final; no importa si las hojas del calendario son un promontorio de momentos con tu fría ausencia, casi como un tren que observa los rieles que tendrá que acariciar para besar la otra orilla. Las duras cadenas pueden sujetar los tobillos, pero que no pueden someten al amor. Es la historia de un corazón que vive solo por el de su amada; un encuentro de dos vertientes que harán el gran río de sus amores. ¡ Desgarrad, los arteros ataques de las dificultades, desnudad su ímpetu avasallador; bendecid el sueño del hombre que te entrega su vida, en cada pensamiento, muñeca adorada...¡