Una hoja en la tormenta,
del árbol se ha desprendido,
le va avisando a las amigas,
que el otoño la ha corrido.
Vuela...vuela hojita amarilla...
vuela sin ningún destino,
que el frío te ha atrapado
y ya no tienes otro camino.
Como en la vida en soledad,
vuela el alma sin rumbo fijo,
sabiendo que el otoño,
nunca perdona los años idos.
Mirando siempre adelante,
tratando de no tropezar,
ya muy cansadas giramos,
sin saber donde parar.
La hoja de ese árbol viejo,
y el alma que llevamos dentro,
siempre caemos rendidos,
ante los primeros frios.
Frios de almas, fríos de cuerpos,
el camino se está acabando,
ya ha llegado el otoño,
y de a poco, nos está llevando.
A ese viaje sin rumbo,
la hoja y el alma van,
sabiendo que el destino,
con ellas va a terminar.
Maria Hodunok.