Las últimas rosas de otoño...
Encontrar lo bueno dentro
de lo que se aprecia como malo
es el reverso de la opacidad del otoño.
Aparece el brillo rebuscado y descubierto
de una realidad contrastada,
la esperanza presente y la voluntad dispuesta...
Cultivando y viendo florecer
las últimas rozas en otoño
y la nuevas hijas del frío,
de la lluvia y el viento
- las invernales camelias.
Ellas son los brotes de nueva vida
que dicen y que muestran
- que no hay otoños eternamente tristes...
Sin brillos nuevos, ni flores
en el jardín de la existencia.
Son los jacintos que en racimos
hacen sonar sus campanas,
en alerta de vida como explosión y llamarada.
Son las petunias aportando risas y colores,
son las alegrías del hogar con sus estrellas
en un cielo gris y oliva.
Son los pensamientos con sus tonalidades en cascada.
Son los lirios de invierno que siempre florecen
como destello de tormenta
- como eco del silencio y los días sin sol
que en los otoños anuncian su llegada...
Todos ellos son solo un suspiro,
un simple paso en el camino
de los tantos dados enfrentando
veranos, otoños, inviernos
en búsqueda de radiantes primaveras.
Con renovadas fuerzas,
para abordar los nuevos desafíos
de capítulos escritos
como suma de páginas
de nuestra vida diaria...
completando el libro de vida
de cada persona en el mundo,
arrimando a ellas también
la opacinad transitoria
de los otoños colmados
de esperanzas y sueños.