Rodeado de cuatro paredes,
hurgando entre la claridad y la oscuridad,
decidido a continuar adelante,
vida mía no desesperes.
Soledad, ante la luz, mis ojos cerrados,
imaginan su cuerpo, presente y cálido,
que con mis brazos, apreto contra el mío
y al sentirlo, oh Dios como suspiro.
Soledad, en la siempre cómplice oscuridad,
me atrevo a soñar y tenerla un poco más,
tus labios, tu cara, tu pelo, tus besos,
cualquier cosa puede pasar.
Soledad, acariciar su cuerpo y tocar los atributos
logrados en él, no hay palabras para describir
una aventura que no tendría final.
Rodeado de cuatro paredes,
hurgando entre la claridad y la oscuridad,
decidido a continuar adelante,
vida mía no desesperes.
Porque soledad, lo mejor vendrá y mía tú serás...