Me cubro el rostro y por entre los dedos veo
que el presente coloca al lado las sorpresas.
La esperanza ha sido devorada por el miedo
La manos de los prójimos se saludan desde lejos
(como para no tocarse)
Las voces cantan glorificando total indiferencia
La sonrisa muerta va dejando el vacío
El grito sin sentido se pierde en el reclamo de otra hora
Un glosario a la existencia debe recorrer el calendario
que se escribe con la gis del no comprendo
¿Dónde se perdió el Principio que esta sinrazón no lo contempla?
Me parece irreverente decir que una lágrima de Dios
moja el papel en dónde escribo. Pero es cierto.
Una lágrima por mí, y por otros
Por el que derrochó sus años
en la búsqueda constante de su cetro
Por la mujer que no vistió de blanco
y solo tuvo fe en el desenfrenado sexo
Por el niño que jamás aprenderá
la palabra con la que un día
podría escribir algún poema.
Me descubro el rostro buscando la verdad
que se abandona en la locura del silencio
y siento, que esa lágrima de Dios
se extiende por la tierra