Tan fuerte como una tormenta de arena
Allá en el desierto increíble de mis días…
Cuando parecía haber tirado por el suelo
Todos aquellos momentos felices de esta vida…
Aparecieron los primeros rayos de esta luna
Que iluminando el corazón herido
Abrazaron lentamente mi camino…
Sobre un suelo tan lleno de cráteres
Los minutos aterradores entre mis horas,
Rodeado de la muerte aterradora…
Todos aquellos lados oscuros de mis seres
Entre aquellas pequeñas olas, de la agonía
Cuando abriendo mis ojos ella encendía
Los diamantes blancos de la melancolía…
Un día el tiempo encerró en su figura
La fuente viva del mar de la belleza
Bajo una bella luna de diamantes…
Los rincones se volvieron estrellas
La oscuridad se convierto en nobleza
Y su mirada se trasformo en la cura,
Del mal de las madres de las enfermedades…
Luna de diamantes…
Aquel paraíso colosal de nuestras noches,
En las millones de palabras que derrotan
Toda valentía de mi vida por morir
En el intento sutil maniaco de sentir
Que más allá de todo el sueño aún puede latir
Y que bien vale la pena soportar…
Las letras vacías sin dejar de soñar.
El lado oscuro de esta historia
Que hoy puede destrozar a mi memoria
Pero que vive intensamente en tu sonrisa
La llama viva de mi experiencia tan querida…
Que pueden pasar los años y aún así todavía…
El corazón tendría aquel lugar
Que un día supo guardar con tanto amor…
Que un día supo guardar para vos.
Y así llegado el día sobre la orilla
De tus ojos de seda al recordar…
Esa sonrisa mágica en mi mirada,
Cuando el brillo llenaría tus días
Del amor que llevo guardado para ti…
Cumpliendo el sueño de morir junto a ti…
Así el corazón que derroto
Aquel muro impenetrable, vivirá por siempre.
Y bajo una luna de diamantes…
Que brilla intensamente entre tus dedos…
Desde aquel mágico momento
Que pude regalarte estrellas en mis versos,
Desde aquella tarde que elegimos
Cada uno por su lado el mismo destino…
Cuando al fin un deseo ha pasado por tu cielo
Y al fin el corazón entregado a ti… fue mi consuelo.
Christian A. C. Vázquez