Ah! este mi sol de corazón Entregado hasta el dolor ¿Por qué confías hasta desconfiar? ¿por qué temes hasta amar? no creas más en perversos y perfectos antifaces. Perverso antifaz te ríes de mi Te ves tan soleado y atractivo Te abro mi puerta y eres ese hielo Tus manos caídas Manos frías que no tocan las mías. Ese hielo de calor incompleto Robas el brillo de mis ojos claros De mis ojos débiles De mi alma esquelética Que en sangre tibia se desaparece En tu espalda de hielo. Claudia Hurtado López