Con su vestido de estrellas
va encendiendo las pleyades en el cielo
cortando el viento,
aguardando aquel instante de fuego.
Oigo pasar el tiempo delante de ti,
corre rio abajo, tambien huye.
Veo tu luz, todavia ciega,
deslizandose,
transformando tus dias en estaciones.
Y ahora cierro los ojos.
Dejo caer el recuerdo.
Arrastrando un dolor tan inerte
que esta vivo, pero que no existe.
El sueño se lleva,
ya no trae
el brillo que arde en el amanecer.