Antonela Chiussi

De-volver-se.

Volver. Error.

El tiempo avanza ininterrumpidamente, vorázmente, empujándonos con sus agujas cícilicas sin piedad.

Nos transformamos.

Vamos y venimos.

Pero no volvemos. Nunca.

Ni al mismo lugar, ni al mismo estado, ni a ningún mismo.

Cada vuelta (y revuelta) nos renueva de otros yoes. Nos aporta puertas y llaves, infinitas entradas que serán atravesadas en un aquí y ahora único y constante.

De modo que, si en algún momento decidimos frenar, girar, mirar con ojos de ayer y regresar, debemos saber que, aunque conservemos las llaves, para entonces nos habrán cambiado las cerraduras.

(Afortunadamente).