Zarpé en un día de verano
hacia el mar de mis anhelos.
Navegue silencioso, navegue lentamente,
pero la lluvia quería detenerme.
Lluvia en tormenta, amor en miseria,
rumbo en ausencia, apagadas estrellas.
El mar abrió su boca de arena,
me hundí en aguas turbias de llanto y tristeza.
...
Regresé ahogado en olas de vapor
sin barco, sin sirena, sin amor.
Me senté en el tiempo
de estas playas desiertas
y cuando murmuraron las olas de nuevo
Aventé mi poema:
¡Oh agua de mar,
nunca saciaste la sed de mi corazón!
¡Oh agua de mar,
me aventaste a una isla sin color!
Al final yo lo supe:
no eres la tierra, eres el mar.