Mis aves muy tiernas te ofrendaban alegres melodías.
En intensa emoción mi arena trayéndote vida.
Jurándole mi brisa su lealtad a tu cuerpo entero.
Olas del mar de mi vientre en el majestuoso alumbramiento.
Rosando mis cordiales palmas a la humanidad de tus poros.
Suave mi flora deleitada en tus crecientes sentidos.
Agrandada de pasión te hice heredar mi belleza.
Loca yo de amor derramé en ti mi dulzura plena.
Vivías sembrando en mí que con mis pechos te alimentaba.
Asombrada entonces vi cuando por mi invierno me cambiabas.
Me abandonó tu calor por el frío que él te enseñó.
Entrañas mías lamentando la indiferencia en tu corazón.
Unión de tu polo y el mío despedazado por la maldad.
Rugidos desesperados cuando mi fauna te fue a avisar.
Gravedad mía intentando evitar tus extrañas ideas.
Empezaron a destrozarme sin piedad las consecuencias.
Noches eternas como días perturbados por el sol.
Todo mi verdor que no cortaste, lo quemaste aunque te crió.
Escucha hijo mi dolor, hija no silencies tu conciencia.
Hoy afina tus oídos porque extingues mi esencia.
Otro masaje anhelo de tus manos que me cuidaban.
Y no me planten en esta sala de emergencia amarga.
De cada extremo de mi redondez de rodillas te estoy rogando.
Esperanza queda, de ésta pesadilla añoro ir despertando.
TIERRA tuya soy, no quiero tu muerte, no quiero morir.
Invita a los que sean humanos, mejor sálvame urgente hoy de ti…
© Giannina Amalyn Montoya. Todos los derechos reservados.