Se acerca otoño,
cae paulatinamente la memoria.
Es hora de escribir
aunque el frío entuma el cuerpo
y las palabras susurren hacia dentro.
Aunque la mirada
diluya el color del cielo
y las manos se aferren a la rigidez de los años.
En otoño
es hora de vivir con los cinco sentidos
y hacer que el tiempo se lleve los miedos,
antes de que llueva soledad
y la pasión erosione el cuerpo.
En otoño
hay que morder poco a poco los muchos recuerdos
y calentar con palabras el alma.
Hay que arrancarle sonrisas a la alborada
para no morir lentamente.
Es hora de provocar la vida
antes de que caduque la poesía
y el amor se convierta en olvido.
En otoño
no hay excusas
es hora de jugar con las hojas
para vestirnos color ocre.