Daniel Pirotto

Amiga

No esperaba verte caminar a mi lado,
por mi camino árido,
mi camino vacío de flores y de frutas,
mi camino de piedras secas
y de insectos muertos de sed.

Pero tus ojos no dejan de mirarme,
no me dejan escapar de tu misterio
y tus dedos tibios insisten en caricias
y tu lengua: pródiga en consuelo.

¡Cuanto sol en este recodo!
¡Que tibia se ha puesto la tarde!
Podría sentarme a contemplar tu horizonte...