La noche
que nos vimos,
éramos dos
desconocidos,
tu ojeabas
un libro,
yo pitaba
un cigarro,
el humo
de los cafés,
disimulaba
las miradas,
en tus ojos
presentí
deseos
de amar,
me llegaba
el calor
de tu piel,
y su rubor,
ya te sabía
un poco mía,
solo faltaba
intentarlo,
fue un
fogonazo,
chocaron
las miradas,
aparecieron
las sonrisas,
detrás de ti,
te murmuraba,
creo que te
gustaba,
tu cruce de piernas
lo revelaba,
tus manos
inquietas,
buscaban cosas,
de la nada,
te pregunte
tu nombre,
me llamo Gloria,
dijiste,
y sin nada mediar,
elevaste
tu elegancia,
y te alejaste,
me quedé
con ganas,
quizás me
faltó coraje,
cosas de
la vida,
pensé
resignado,
y silbando
bajo,
me retiré
del aquel bar,
nunca supe
mas de ti,
solo que
tu nombre,
no es Gloria,
alguien me dijo
que tu nombre,
es Amor.
Víctor Bustos Solavagione