La realidad es una sola, oculta y a la luz de tus ojos.
La ley del amor es mi madre universal que subyace en cada rincón de partícula, en las células de la noche y los imanes de tu cuerpo.
La certeza de la realidad en tus manos al sentirte y leerte, la aprecio.
La luz de mi vida repasa y sustituye a mi madre realidad a través de tu amor: mi objeto transicional.