Mujer diablo
que en secreto te he visto
practicando el arte
de destellar hechizos
por la mirada,
si supieras mujer diablo
que no hace falta que me mires
que desde antes de nacer
yo ya soy de ti,
que endiabladamente te amo
que eres la luz de mis delirios
y el vino que me enloquece,
si supieras mujer diablo
de lo grande
de tu poder femenino
que me tornas claro y oscuro
que me vuelves malo y bueno,
que no soy nada
sin que me nombres
que no vale la pena existir
sin el abrigo de tu latido,
pobres nosotros hijos de Eva
pobres los que amamos tanto
pobres los condenados por amor
ay, del amor que se nos niega
ay, del amor que nunca sacia,
si supieras mujer diablo
que hoy te amo como nunca
aunque no lo notes
porque se te ha hecho rutina
que yo carnívoro te ensalce
que yo filipichín te cante,
pero en la noche mujer diablo
recuerda a tus condenados
alívialos un poco
que el amor verdaderamente asusta,
que todos estamos perdidos
incluso los literariamente inocentes
los que escuchan este poema
o los que leen este poema,
e impresionados
cambian de pagina.
JOHN WILLMER