El nada

Novedad en lo viejo

Cuando lo viejo, lo que conforma al ser, vuelve,
no lo hace igual, pero se conserva en el tiempo.
Algo dormía en mí, y hoy se ha despertado.
Yo lo negaba, pero de mí se ha apoderado.

Quería que permaneciese oculto, durmiendo.
Ella lo ha hecho salir, ella lo ha liberado.
No sé qué es lo que sigue, pero ojalá,
ojalá que siquiera algo, algo haya cambiado.

El cambio me aterra, sí, pero es necesario.
No quiero perder más cosas, por sólo eso.
Necesito el cambio, necesito que lo sepa.
Si ha de estar conmigo bien, seré feliz.

Si no ha de estar conmigo, pero lo sabe,
yo sé muy bien que seré libre y que todo pasará. Siempre lo hace, todo pasa, todo disminuye.
Si no he de ser con ella, seré solo, pero seré.

En algún momento alguien más será conmigo.
No tengo prisa, ni impedimentos, sólo yo.
Lo que más quiero ahora es tenerme a mí mismo.
Y conmigo buscar todo lo que he querido.

Podrías ser tú, es decir, ella, pero hay más.
Hay más cosas que sólo eso, hay más cuestiones.
Eres solo una parte, muy grande, sí, pero parte.
No te desecharé, porque mi meta es hacerte libre.

No te desecharé porque haces parte de mí:
si te desecho, me desecho.
Por patético que suene, es lo que hay,
lo que siempre ha habido.

Volviste, de forma inusitada, en mal momento.
Pero volviste distinta e igual a la vez.
Tengo miedo, pero estoy dispuesto a romperte.
Yo soy el mismo y diferente; la cobardía no domina.

Finalizo este escrito como siempre lo he hecho.
Con cosas nuevas pero viejas a la vez.
Con algo que produce una pequeña novedad,
pero que es lo mismo de siempre.

¿Hasta cuando la de siempre me causará cosas tan nuevas?