Ella, solo quería aliviar su pena,
con unas botellas de alcohol,
ahora se ha vuelto su condena
por beber sin medida ni control.
Vaga la melancolía en sus noches,
destruye sus días sin compasión,
aguijón como alfileres de broches
punzando hasta herir su corazón.
Maldice el cristal que la sostiene.
Como neblina le engulle su alma,
arrastrada por caminos sin calma,
sin salida, pues, la botella le retiene.
Lola Barea.