(Tandil, 27 de julio de 2015)
Esta mañana no sé si voy a ir.
Amaneció de ese modo gris
que tienen estos días de invierno, y no hace frío.
Los pájaros, “mis” pájaros, o los pájaros de alambre
que evocaba Neruda,
renuevan su jolgorio.
Repiten el rito mañanero del desayuno entre migas
y empellones. Ya se han acostumbrado, ni se inhiben.
Esta mañana no sé si voy a ir.
El reloj avanza sin importarle el tiempo que consume,
ni como mutila hechos,
palabras,
hasta personas.
Por la avenida circulan los autos ostentosos
conducidos por manos, pies y miradas apagadas.
Esta mañana no sé si voy a ir. Aunque tendría.
Descorro las palabras que alguna vez te dije
y las cuelgo simplemente en un poema nuevo.
Afuera hay niebla. Y aquí, entre mis versos,
estará tu sonrisa que ilumina renglones,
tu pelo, tu perfume y ese sabor agridulce
que tienen la distancia, el cansancio de años,
el incipiente olvido.
Pero tengo que ir. Ya no queda pan
y tendré que comer algo.
Sí. Definitivamente voy. Con mi mochila al hombro
y un listado en la mano como ayuda memoria.
Quizás valga la pena y encuentre una sonrisa
que haga brotar la mía.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.