Lo que comienza
es el gran encuentro,
de dos estrellas
deteniendo un momento.
Una estrofa apunta,
del pianista habla.
Otro verso entona,
lo que ella canta.
Su oído analiza,
los acordes que su mente escucha.
Sus dedos caen,
algunos presionan las teclas.
Su ritmo espera
el momento de su entrada
su mano derecha sube,
aprieta su micrófono y respira.
Su cabeza afirma
el turno de comenzar.
Sus latidos celebran
las delicias que escuchará.
Su voz sale
como soplo de su ser.
Sus ojos más abre.
Posición de otras veces.
Su pie marca un tiempo
diferente a su interior.
Su partitura indica algo,
pero su corazón se aceleró.
Su memoria recuerda
una letra a pronunciar
Su alma desconcentra.
Trae dulzura y profundidad.
Su apariencia lejana
no permite notar.
Su encanto por lo que pasa
parece ir a estallar.
Su sonrisa asoma,
intentando la serenidad.
Su maravilla es ese evento.
No lo quiere cerrar.
Sus ojos señalan cambios.
Viene la intensidad.
En su pecho ajenos vibratos,
como si fueran su propiedad.
Sus cuerdas tibias,
como cristal inseparable.
Su fuerza experimenta,
los segundos descargándose.
Sus corazones aproximados.
Las miradas practican roces.
Sus notas encontradas.
La dinámica hecha forte.
Su espuma bajando.
Los subconscientes peleando.
Su pieza casi acaba.
Solo presentes los aplausos.
Su reojo busca
la silueta que acompañó.
Sus sentidos percibiendo,
fresca melodía que terminó.
Dos direcciones diferentes.
Tarima que vacía quedó.
Su canción que sólo espera,
muchas barras de repetición...
© Giannina Amalyn Montoya. Todos los derechos reservados.