Un ciclo tan engañoso
como las curvas del 8:
cuando crees acabar
comienzas a despertar.
Te gritan desde dentro
“¡Esto nunca terminará!”
¡Qué 8 camaleónico,
no para de engañar!
Encierra en sus huecas curvas
huracanes para matar.
¿Habías visto tú un 8
de nombre no tradicional?
Déjame contarte, amigo, amor,
que tú y él se apodan igual.
Al ver yo los ojos del dígito
me asusta ese antifaz,
guardián de unos abismos,
donde descubro tu mirar.
No tiene boca ninguno,
mas hablan a la par.
Uno calcula un “me conoces”;
Otro palpita un “no me tendrás”
¿Qué si el corazón del hombre
no puedo alcanzar, ganar?
Podré siempre trazar números
de las veces que le he intentado amar.