Y pude hacer un viaje inesperado,
un viaje que desenfrenó más locuras.
Desde tu pecho me empujaron
los latidos de tu corazón hacia tu mente ,
allí me tatuaste con tus deseos.
Corrí por las palmas de tus manos
y tu cuello fue sendero de mis cabellos.
Me quedé en el sabor de tus labios
que me llaman… ¡Estando yo en ellos!