Ayer te vi hermosa, mi querida esposa,
expresabas alegría y entusiasmo,
emanabas esperanza y optimismo...
Eras la luz que de calor rebosa.
También ayer evoqué desde mi mente
aquel pasado hecho de varios matices
del cual me alegro, pero como tú bien dices
hay cosas que se escapan furtivamente.
El ayer, un maravilloso tesoro,
entre nuestros corazones escondido...
No habrá nadie que podrá ni haya podido
sacarlo... y, allí está escrito que te adoro.
Ayer, cápsulas que guarda nuestras vidas,
embalaje que ata nuestras ilusiones,
estuche de oro de permanentes pasiones
donde estarán nuestras almas encendidas.
Ayer, límpido rocío, cristalino,
sutilmente con su palpitar me inspira
cada verso y... desde el corazón suspira
este ser que a tu cariño ve divino.
Ayer, dulce vino, extracto de emociones,
compendio de grandes y eternas pasiones
donde quedaron grabadas ilusiones
de amor por tí que hoy son fuertes convicciones.