Su locura ahí presente
en la parte más obscura de sus ojos;
esperando una luz que cegue,
una luz sin ningún antojo,
está ahí, mezclándose con la sangre,
entramada a algún silencio,
haciendo de su alma estambre
para tejer un cruel pendencio,
mirando fijamente mi falsa lumbre,
fingiendo acholo
y sin decir mi nombre,
saltando de sombra a luz haciendo estolo;
presente y cambiante, inconsciente,
irascible que me encanta de cualquier modo,
y yo me dejó, me hago correspondiente,
le doy de mis demonios y también un poco de todo...