Nada en el desierto,
camina en la mar.
Al son de las olas
al oírlas bramar.
Parece una rosa.
No, es un clavel.
Olores de plata,
dulces cuan la miel.
Cayeron dos lágrimas
tendidas al pie.
Humildes las flores
dijoles yo a quién.
Quise conversar
en la noche, la sierra,
para así cumplir
mis sueños quisiera.
La noche a la luz,
tu corazón a la orilla.
¡Pobre de mi
que pido en la esquina!
Por tu atención,
sigo con destreza
soñando por aquello
que vive en mi cabeza.
Y cuando el tiempo caiga en mi,
yo ya abre expirado.
Olvidando tu así
a mi corazón enamorado